La NASA considera lanzar su nuevo megacohete a la Luna el 23 o 27 de septiembre

– Una exención necesaria –

Las fechas previstas por la agencia espacial dependerán de una exención especial que la NASA debe obtener para evitar que tenga que volver a probar las baterías en un sistema de vuelo de emergencia que se usa para destruir el cohete si se desvía de su trayectoria para dirigirse hacia una zona poblada.

Si la agencia no recibe esta exención, el cohete tendrá que volver al edificio de ensamblaje, lo que retrasaría el cronograma varias semanas.

El lanzamiento es muy simbólico porque encarna el futuro de la NASA frente a las ambiciones de China o la empresa privada SpaceX.

El despegue previsto en el centro espacial Kennedy, en Florida, se canceló en el último minuto el sábado por segunda vez en una semana, un contratiempo que aplaza el lanzamiento del programa estadounidense de regreso a la Luna, Artemis.

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Ese día, a primeras horas de la mañana se detectó un problema de fuga de combustible, justo cuando se cargaban los depósitos de los cohetes.

El cohete anaranjado y blanco SLS nunca ha volado y se desarrolla desde hace más de una década con el objetivo de convertirlo en el más potente del mundo.

Cincuenta años después de la última misión Apolo, Artemis 1 debería permitir verificar que la cápsula Orion, situada en la parte superior del cohete, es segura para transportar a astronautas a la Luna en el futuro.

Para esta primera misión, Orion se aventurará hasta 64.000 kilómetros detrás de la Luna, es decir que llegará más lejos que ninguna otra nave espacial habitable hasta el momento.

El objetivo principal es probar su escudo térmico, el más grande jamás construido.

En su regreso a la atmósfera terrestre, deberá soportar una velocidad de 40.000 km/h y una temperatura equivalente a aproximadamente la mitad del calor del Sol.