Boulevard de la 27, la vetusta obra que ya no cumple su función

mismo angosto lugar, en el trayecto comprendido entre las avenidas Abraham Lincoln y Winston Churchil.

Por allí ya no existen los pequeños bares -o kioscos- con la venta de las tradicionales bebidas, pero tampoco los bancos…¡y ya no se ven los parroquianos dando sus paseos de sana diversión!

Las personas de acentuada adultez recuerdan, y hasta lo comentan con nostalgia, el otrora moderno reloj que se instaló también con resonante publicación.

Un reloj de gran tamaño y cuyo costo, de acuerdo con los informes de entonces, fue de cinco millones de pesos.

Pero un reloj que no duró mucho tiempo marcando la hora. El cronómetro que invitaba a los parroquianos a estar al tanto del tiempo.

Ya se sabe que el Boulevard de la 27 no vale nada, que no funciona y está sepultado y sin ninguna perspectiva positiva.

De manera, es lo que han expresado técnicos del urbanismo, que las autoridades de la alcaldía del Distrito Nacional y el Ministerio de Obras Públicas deben hacerle una urgente remodelación, o reconstrucción para que sea una vía de varios carriles y que, por lógica, servirá para hacer viable un tránsito fluido, adecuado a los nuevos tiempos y poner freno a los molestosos tapones que han convertido al lugar en un terrible caos que afea la ciudad de Santo Domingo que llegó a ser considerada como “la capital más limpia de América”.

¿Le harán caso a ese urgente reclamo?