Las cabañuelas vaticinan año de escasas lluvias

Según la creencia popular, enero guarda una mística relación con la naturaleza, un misterio develado bajo el milenario método de “las cabañuelas”.

El antiguo cálculo arraigado en el sistema de creencias de los campos de República Dominicana consiste en la observación de los cambios atmosféricos de los primeros 12 y 24 días de enero para pronosticar el tiempo de cada uno de los meses del año. Conforme a esta superstición, las condiciones climáticas de hoy 11 de enero presagian el comportamiento de las lluvias para el mes de noviembre de este año.

Este viejo sistema de predicción no tiene base científica, pero de alguna manera ha podido mantenerse en el tiempo y servir incluso de guía para los más experimentados labradores de la tierra y encontrar acogida entre los que tienen en alta estima “la ciencia del campo”.

A partir de las condiciones climáticas de los primeros diez días de enero, las cabañuelas vaticinan un año de escasas lluvias. A juzgar por los primeros tres días del presente mes, de enero a marzo serían los meses con más ocurrencias de precipitaciones, lluvias débiles y moderadas para luego marcar un período con bajas probabilidades de aguaceros.

Por ejemplo, el sistema que hasta ayer predominaba favoreció a un cielo soleado y escasas precipitaciones, conforme al boletín de la Oficina Nacional de Meteorología. En la práctica ancestral este pronóstico alude a un octubre seco.

La milenaria tradición es abrazada por el agricultor Juan Antonio López, mejor conocido en Barahona como Toño David, quien la aprendió de sus progenitores. “La gente ha ido perdiendo esa tradición. A mis 89 años la recuerdo perfectamente de nuestros antepasados y mantengo eso”, expresa.

Cuenta que otra vieja forma utilizada para vaticinar la incidencia de las lluvias durante el año consiste en colocar en el techo de la casa 12 granos de sal organizados en fila la noche del 31 de diciembre, cada uno representa un mes. Si presentaban mayor humedad, significaba que ese mes se caracterizaría por abundantes precipitaciones y si estaba seco augura sequía. Con el tiempo, los avances científicos y la incorporación de la tecnología en las predicciones meteorológicas fueron desplazando el supersticioso método, Sin embargo, para el ingeniero agrónomo José Bonifacio este sistema es de fiar. “Aún muchos agrónomos nos regimos por este método. Cuando las babañuelas nos indican los meses que no tendrán lluvias, durante ese tiempo no sembramos”, explica. No obstante, aclara que lo que se predice aquí en Santo Domingo, no es lo mismo que sucederá en las provincias del Cibao, sur o este.