Europa teme una nueva crisis de migrantes

(AFP).- Este sábado 21 de agosto la líder de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitó junto a Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, la base aérea que planea alojar temporalmente a afganos en busca de asilo en Torrejón de Ardoz, España. Mientras, son muchos los países europeos que han expresado su preocupación por el gran número de personas que quieren huir de Afganistán, algo que podría provocar una crisis de refugiados similar a la de 2015.

El miedo a la llegada de un elevado flujo de migrantes vuelve a preocupar a las potencias que conforman el viejo continente. Ante la patente crisis humanitaria, social y política que vive Afganistán son muchos los que intentan e intentarán salir desesperadamente del país, ahora en manos del Talibán y su doctrina Sharía.

Actualmente, son trece los países que se han comprometido a recibir refugiados afganos, aunque muchos empiezan a dar signos de reticencia. En esta línea, este sábado 21 de agosto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, visitaron el campamento provisional instalado en la base aérea de Torrejón de Ardoz, España, con capacidad para cerca de mil refugiados procedentes de Kabul. 

El paso de los refugiados en las instalaciones españolas será temporal, ya que aquellos que se alojen allí deberán tramitar su solicitud de asilo a un Estado de acogida -ya sea España u otro, como podría serlo Estados Unidos-. Desde allí, von der Leyen abogó por la responsabilidad moral de Europa respecto a brindar asilo a las personas en situación de vulnerabilidad procedentes de Afganistán.

«Necesitamos ayudar. No solo los afganos que llegan aquí a España, sino también los que se han quedado en Afganistán. La UE está firmemente comprometida a seguir apoyando a las ONG que operan en el país», sostuvo la jefa de la Comisión Europea durante una comparecencia pública, a la vez que negaba tener contacto con los talibanes o tener planeado mandarles recursos económicos.

A lo que añadió que «no se puede destinar ni un euro de ayuda humanitaria a un régimen que niegue a las mujeres sus derechos y libertades».

Paralelamente, organizaciones como ACNUR, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, recordaron a Europa su obligación de dar asilo a las personas que lo necesiten y que se encuentren en situación de peligro, como es el caso de muchos afganos en estos momentos.

El miedo de las potencias europeas

La supuesta «obligación moral» de von der Leyen no es compartida por todos los líderes de los países miembro de la Unión Europea. De hecho, el viernes Grecia hizo público que había completado una valla de 40 kilómetros en su frontera con Turquía y que se había puesto en marcha un nuevo sistema de vigilancia para impedir que posibles solicitantes de asilo afganos traten de llegar a Europa.

Las autoridades helenas quieren impedir que se produzca una crisis de refugiados como la que se registró en 2015, cuando casi un millón de migrantes llegaron al país de tradición filosófica. Una situación desatada por la crisis humanitaria en Siria y que hizo que cientos de miles de civiles intentaran huir del país.

Grecia fue la primera línea de la crisis migratoria y ha dicho que sus fuerzas fronterizas están alerta para asegurarse de que no se convierta de nuevo en la puerta de entrada de Europa. El ministro de Protección Ciudadana, Michalis Chrisochoidis, aseguró que esta vez planean actuar de forma distinta para evitar las escenas de hace seis años.

«No podemos esperar, de forma pasiva, el posible impacto (…) Nuestras fronteras seguirán siendo seguras e inviolables», dijo Chrisochoidis en una rueda de prensa.

Por su parte, Turquía ha dejado claro que no planea ser «el almacén de refugiados» de Europa, como dejó claro el presidente Recep Tayyip Erdogan. El país ya ha acogido en sus fronteras a 3,6 millones de refugiados sirios, el territorio con más refugiados de esta nacionalidad del mundo.

«Turquía no tiene el deber, la responsabilidad o la obligación de ser el almacén de refugiados de Europa», advirtió Erdogan en una aparición pública este jueves. 

Turquía y Grecia, rivales históricos por la disputa de ciertas partes del Mediterráneo, coincidieron en que es necesario presionar a Irán para que endurezca su frontera y contenga al mayor número de solicitantes de asilo posible. Erdogan señaló que su país está reforzando el muro de 540 kilómetros que separa a Turquía de Irán, aunque este deja al menos tres entradas para que los migrantes puedan sortear la seguridad por la noche.

También otros países como Francia se han mostrado recelosos al respecto. El presidente Emmanuel Macron expresó que «Europa sola no puede abarcar con las consecuencias de la situación en Afganistán». A lo que añadió que el bloque de los 27 debía anticiparse y «protegerse» ante una llegada de migrantes «irregulares».

Hasta Alemania, el país occidental que más refugiados sirios recibió con la crisis del 2015, se muestra precavida ante la necesidad de miles de afganos por salir del país y tener un sitio que los acoja. Armin Laschet, candidato del CDU para suceder a Angela Merkel como canciller, advirtió que no debe «repetirse» la situación de 2015.

Son muchos los activistas y defensores de derechos humanos los que acusan que estas prácticas son «egoístas» y recuerdan que los refugiados son personas que buscan unas mejores condiciones de vida. Un tema peliagudo y muy politizado que genera mucha controversia en el viejo continente.

También funcionarios de la Unión Europea aseguraron que, tras la situación de 2015, ahora es importante no dejar a los afganos a su suerte ya que, sin ayuda humanitaria urgente, comenzarán a desplazarse. 

Escenas de afganos desesperados aferrándose a las alas de los aviones de evacuación -como ocurrió con un C-17 estadounidense que aterrizó y tuvo que despegar inmediatamente en el aeropuerto de Kabul- han aumentado el temor en Europa a que se produzca una situación similar a la de 2015.

Por el momento, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN evacuan a miles de afganos, extranjeros y colaboradores de las fuerzas que ocuparon Afganistán en 2001. No obstante, son muchos los que temen que cuando terminen estos operativos de evacuación masivos sea mucho más difícil salir del país que está bajo el control del Talibán.