Brasil vuelve a registrar una inflación de dos dígitos

Río de Janeiro, Brasil (AFP). -La inflación a doce meses en Brasil se ubicó en 10.25% en septiembre, alcanzando por primera vez los dos dígitos desde 2016, una situación que golpea de lleno a los más pobres y afecta la popularidad del presidente Jair Bolsonaro.

El índice de precios al consumo avanzó 1.16% en septiembre (el mayor valor para ese mes desde 1994) y acumula un alza de 6.90% en lo que va del año, muy por encima de la meta oficial de 3.75%, informó este viernes el Instituto Brasileño de Estadísticas (IBGE).

El principal factor destacado por el instituto es el aumento de la energía eléctrica, producto de una sequía histórica que afecta a las hidroeléctricas y obliga a recurrir a fuentes de energía más caras.

«Ocho de los nueve rubros de productos y servicios analizados subieron en septiembre, con destaque para el sector de vivienda (2.56%), que fue impulsado por el aumento de 6.47% en la factura de energía eléctrica», detalló el IBGE.

La inflación acumulada en doce meses no alcanzaba los dos dígitos desde febrero de 2016, cuando se ubicó en 10.36%.

El alza consecutiva de los precios en la mayor economía de latinoamérica ha empujado a numerosas familias a situaciones de precariedad, con dificultad para cubrir rubros básicos como alimentación y transporte, que en septiembre aumentaron 1% y 1.82%, respectivamente.

El consumo de carnes rojas, que acumularon en un año un alza de 24.8%, se volvió un lujo. Imágenes difundidas de brasileños recogiendo huesos con restos de carne descartados en Rio impactaron a fines de septiembre.

El aumento de precios de los combustibles en el exterior y la desvalorización del real frente al dólar influyeron en los precios internos, explica el economista Andre Braz, del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV IBRE).

«El mayor factor externo es el aumento de precio del petróleo, que acaba democratizando la inflación: las familias de mayores ingresos la sienten en el precio de la gasolina y los más pobres en el precio de las bombonas de gas», ilustra Braz.

El aumento del diésel, utilizado por los camiones que transportan la mayoría de las mercaderías en el gigante latinoamericano, también encarece toda la cadena.

La economía, complicada:

Los dos dígitos de inflación llegan tras un año y medio de la pandemia que dejó casi 600,000 muertos en Brasil, de 213 millones de habitantes. 

A un año de las elecciones presidenciales, la inflación y las complicaciones económicas que demoran la recuperación del empleo suponen un desafío para Bolsonaro. Su aprobación se ha desplomado hasta un 22%, el peor nivel desde el inicio de su mandato.

Míriam Leitao, columnista de O Globo, recordó que la última vez que la inflación subió de 10% fue en el gobierno de Dilma Rouseff, en 2016. Eso «fue corrosivo para la popularidad» de la entonces presidenta como lo es ahora para Bolsonaro, indicó.

Con la inflación en la mira, el Banco Central de Brasil (BCB) elevó en septiembre un punto porcentual su tasa de interés de referencia, a 6.25%, su quinta alza consecutiva, y anticipó «otro ajuste de la misma magnitud» a fines de este mes.

El presidente del BCB, Roberto Campos Neto, estimó que la inflación a 12 meses cedería tras un «pico» en septiembre, mientras que el mercado proyecta un índice de 8.51% para este año.

Y aunque se espera que los precios cedan significativamente a partir de abril, la economía continuará en aprietos.

«Este año [la economía seguirá en dificultades] por el precio de la energía eléctrica y los combustibles; el año que viene por la práctica de una tasa de interés más alta, que encarece el crédito y dificulta el crecimiento de la actividad económica», impidiendo una mejora en el desempleo, apunta Braz.

El desempleo bajó a 13.7% en el trimestre mayo-julio, pero todavía hay 14.1 millones de brasileños en busca de trabajo.