Hay dominicanos viviendo en Israel cuya suerte se desconoce

En Israel hay una comunidad de personas oriundas de la República Dominicana cuyo número se desconoce, a la cual la embajadora de este país, Michelle Cohen, le ha recomendado que tome medidas de seguridad.

En un mensaje a través de la red X, anteriormente conocida como Twitter, la diplomática escribió:

“A toda la comunidad dominicana en Israel, comunicamos que, ante el ataque sorpresivo originado desde el West Bank, deben atender al llamado de las alarmas, mantenerse resguardados en los refugios o en sus casas. Para emergencias, favor comunicarse con nosotros al +972.3.611.4883.”

También instó a los dominicanos seguir las instrucciones de las autoridades locales y mantenerse informados sobre la situación en desarrollo.

DOMINICANOS EN PANICO

Los dominicanos que viven en Jerusalén sufrieron el pánico que provocaron los sonidos de las alarmas antimisiles, la madrugada del sábado 7 de octubre.

Hasta el mediodía del domingo 8 no había reportes de dominicanos secuestrados o heridos por la incursión de miembros de Hamas en territorios e Israel.

La madre de un dominicano residente en Jerusalén, cuyos nombres se omiten por solicitud expresa de ambos, contó a Diario Libre la experiencia difícil que vivió su hijo, al percatarse del sonido de las alarmas antimisiles. Atinó a bajar al supermercado ubicado en el residencial donde vive con su familia: la esposa y dos hijos.

PROTOCOLO SEGURIDAD

Dentro del supermercado llegó el aviso de cerrarlo y compró lo que pudo. Al salir, y llegar a las puertas del ascensor del edificio, se percató que, atendiendo al protocolo de seguridad, habían cerrado todos los accesos a éste y se suspendió el servicio de los ascensores. Tuvo que subir 15 pisos con la compra de los alimentos que logró adquirir, pensando en lo más necesario para alimentar a la familia.

Tan pronto entró al apartamento, ingresó al refugio previsto para esos casos en la vivienda: una de las habitaciones que se convierte en bunker, porque las paredes tienen un grosor que impiden la penetración de proyectiles.

«Mamá, voy a entrar al refugio de la casa, me quedo sin señal, pero estamos bien», le dijo el sábado desde un Jerusalén aterrorizado por el impacto de misiles y balas.

ALARMAS DE GUERRA

El domingo volvió a llamar y le dijo: «Ahora solo escuchamos las alarmas de guerra. Seguimos resguardados».

La madre, tranquila por saber que la familia estaba protegida, contó que cuando le preguntó a su hijo para hubiera pasado si alguien de su familia estaba fuera del edificio, él respondió que para situaciones como esas también hay un protocolo de seguridad. Quien vive en el edificio, aunque esté cerrado, sabe como entrar por otro lugar. Nadie más, al margen de los residentes.

El dominicano que ofrece su testimonio tiene casi cuatro años residiendo en Jerusalén. Como le dijo a su madre, quien decide o tiene que vivir aquí, lo primero que tiene que aprender es a conocer las reglas de seguridad, los sonidos de las alarmas, las que alertan sobre ataques aéreos y las que avisan el estado de guerra.