Esposa de Sergio Carlo y su respuesta al ser cuestionada sobre los rumores de ruptura

«Yo no voy hablar de mi vida personal… entiendo que mucha gente quiere saber qué está pasando, pero esa es mi vida personal y yo no voy hablar de eso», esa fue la escueta repuesta de Gabriela Arriaza, esposa del presentador de televisión y actor Sergio Carlo, al ser cuestionada sobre una supuesta crisis matrimonial.

La duda llegó porque, Sergio Carlo decidió volver a radicarse en República Dominicana, en Punta Cana y ella sigue trabajando en un importante banco en Atlanta, Estados Unidos.  Aunque no habló de su situación matrimonial actual si aclaró que le encantaría volver a radicarse en el país. «No hay un lugar donde yo me sienta más a gusto que en República Dominicana, mi plan es volver en cuanto yo pueda», aseguró la extranjera.

Ella participó en el programa Mujeres al borde, donde fue la invitada de la comunicadora Ingrid Gómez. En ese espacio habló de un tema muy personal y delicado su estado de salud, su objetivo era alertar a cualquir persona que, ante cualquier síntoma extraño en su cuerpo asistan a un especialista. Todo a tiempo tiene solución.

«Hace varios meses comencé a tener dolores de cabeza, depresión, cansancio, frustración, vómitos y con una abrumadora sensación de estar loca visité a siete médicos en la República Dominicana y me dijeron que era estrés, me dieron medicamentos contra la depresión y contra la ansiedad y que esto me ayudaría en poco tiempo, después comencé a sentir que tenía el lado izquierdo de mi cuerpo adormecido y se me hizo difícil tragar», contó.

Expresó que en dos semanas perdió más de 30 libras y que la cirugía de ocho horas solo duró dos. 

Tras la operación, le quedó una cicatriz de siete pulgadas y media de largo, desde la mitad del cráneo hasta la base del cuello. Solo tomaba la dosis más baja de analgésico.

Por su pronta recuperación, el doctor y su equipo no creían lo que veían y lo consideraron «un milagro».

En el espacio televisivo Arriaza contó que dos años después de ser operada por miomas en el útero en 2018, tuvo que ser sometida a la misma intervención quirúrgica por segunda ocasión.

«Tengo una segunda oportunidad de la vida y no la voy a desperdiciar», manifestó Gabriela al contar el largo trayecto que la llevó a sala de cirugía en una riesgosa intervención hace ya cinco meses.

Confesó que, si bien su optimismo le permitió mantener el equilibrio ante la información del médico, admitió que su mayor preocupación fue la estabilidad emocional de sus familiares, quienes estaban muy afectados con la situación.

«Cuando iba a cirugía yo tenía una paz, yo estaba casi flotando. Cuando salí lo que sentí fue agradecimiento. Después de pasar por todo esto siento que puedo con cualquier cosa».