Impacto del COVID prolongado en niños impulsa necesidad de mayor vacunación
En los niños el virus produce dos consecuencias a largo plazo: el síndrome inflamatorio multisistémico y el COVID de larga duración
Santo Domingo, RD.- La pandemia de COVID-19 dejó muchos aprendizajes, y uno de los más importantes es que algunos pacientes pueden seguir presentando síntomas mucho después de la fase aguda de la infección. Estos síntomas, que pueden durar semanas, meses o incluso años, son conocidos como COVID prolongado.
Se estima que al menos 65 millones de personas en todo el mundo padecen esta afección persistente.
Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones sobre las secuelas del virus SARS-CoV-2 se han centrado en adultos. En ellos, el virus ha causado problemas cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorios, neuropsiquiátricos, musculoesqueléticos, entre otros.
“Las personas que presentan secuelas del COVID-19 pueden tener dificultad para pensar o concentrarse, fatiga, dolor de cabeza, cambios en la menstruación, dolores musculares, dificultad para respirar y un sinnúmero de síntomas que pueden durar semanas, meses o años”, explicó Yamile Sandoval, gerente médico de vacunas de Asofarma.
Impacto en la población pediátrica
Sin embargo, estudios recientes sugieren que el 25 % de los niños que se infectan con el virus también podrían desarrollar COVID prolongado.
Según un informe científico de la revista Nature, el virus puede manifestarse en niños de dos maneras: como síndrome inflamatorio multisistémico en la fase aguda, o como COVID prolongado.
El síndrome inflamatorio multisistémico afecta a diferentes partes del cuerpo, mientras que el COVID prolongado persiste durante meses o incluso años tras la infección.
Estos escenarios pueden ocurrir tanto en niños que presentaron síntomas durante la enfermedad como en aquellos que no.
Los niños afectados por el síndrome inflamatorio multisistémico posterior a la infección suelen presentar síntomas como fiebre, vómitos, diarrea, dolor abdominal, erupciones en la piel y mareos.
Además, algunos signos de emergencia incluyen dificultad para mantenerse despierto, problemas respiratorios, confusión, dolor abdominal y cambios en el color de la piel, labios o uñas.
“El COVID prolongado es una afección que impacta en la vida cotidiana de las personas; en el caso de los niños y adolescentes, puede afectar significativamente su rendimiento escolar. Los síntomas incluyen desde fatiga y problemas de sueño hasta dificultades cognitivas como la falta de concentración y pérdida de memoria”, añadió la doctora Sandoval.
Llamado a la vacunación y conciencia global
Mientras la investigación científica avanza para comprender mejor el impacto del COVID prolongado en diferentes grupos de edad, existe una creciente preocupación por el riesgo de sufrir efectos a largo plazo con nuevas infecciones, especialmente en un contexto de disminución de la cobertura global de vacunación.
Un estudio reciente de la revista The Lancet subrayó el papel crucial de la vacunación en la reducción del riesgo de COVID prolongado en niños.
Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió recientemente que la cobertura mundial de inmunización infantil se estancó en 2023, dejando a 2,7 millones de niños sin vacunarse o sin completar su esquema de vacunación.
La necesidad de aumentar la conciencia y mejorar la cobertura de vacunación se presenta como una prioridad, para proteger a los más vulnerables de los efectos a largo plazo del virus.