Riesgos cardiovasculares en jóvenes siguen en aumento

El incremento de las enfermedades cardiovasculares en la población joven está directamente vinculado a un estilo de vida poco saludable

En los últimos años, los factores de riesgo cardiovascular en los jóvenes han mostrado un preocupante aumento. Lo que antes se consideraba un problema de salud principalmente en adultos mayores, ahora afecta a los adolescentes.

El incremento de las enfermedades cardiovasculares en los jóvenes está directamente vinculado a estilos de vida poco saludables. La doctora Oneyda Ramírez Santana, cardióloga-ecocardiografista, advierte que la combinación de sedentarismo, una dieta desequilibrada y hábitos tóxicos está incrementando los casos de infartos y otras patologías en personas menores de 30 años.

Los principales factores de riesgo cardiovascular en jóvenes incluyen obesidad, colesterol y triglicéridos elevados, diabetes, hipertensión arterial, el consumo de tabaco y el uso de sustancias como marihuana y cocaína.

Hábitos tóxicos

La vida sedentaria, el uso excesivo de dispositivos electrónicos y una dieta rica en grasas saturadas están creando una “tormenta perfecta” para el desarrollo de ECV. Según Ramírez Santana: “Los jóvenes pasan más tiempo inactivos, lo que los hace más propensos a desarrollar obesidad, hipertensión y diabetes”. Además, el estrés y la inactividad favorecen el consumo de tabaco y otras sustancias, lo que duplica el riesgo cardiovascular.

Salud mental y estabilidad familiar

La salud mental también juega un papel crucial. La doctora Pamela Féliz enfatiza que “la relación entre la mente y el corazón es fundamental; el estrés, la ansiedad y la depresión pueden acelerar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares”.

Los jóvenes provenientes de familias disfuncionales son más vulnerables a trastornos alimenticios, lo que aumenta su riesgo de obesidad, diabetes e hipertensión. Estos factores, combinados con el abuso de sustancias, elevan el riesgo de padecer ECV.

Es importante destacar que los hombres presentan un mayor riesgo de infarto que las mujeres antes de la menopausia, debido a la protección que brindan los estrógenos. Sin embargo, después de la menopausia, el riesgo se iguala. Así lo afirmó Ramírez Santana.

Oneyda Ramírez Santana, cardióloga-ecocardiografista. La doctora Pamela Féliz, cardióloga-psicocardióloga.

Prevención cardiovascular

Para reducir el riesgo de ECV, es fundamental comenzar con la prevención primaria desde el hogar. Esto incluye una dieta balanceada, rica en vegetales y proteínas magras, así como la promoción de la actividad física y la reducción del tiempo frente a pantallas.

Las expertas Ramírez Santana y Féliz recomiendan realizar chequeos médicos regulares, que incluyan un perfil de lípidos, pruebas de glicemia y exámenes cardiológicos como electrocardiogramas y ecocardiogramas.

Es esencial evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso, así como fomentar la actividad física diaria y una dieta baja en grasas saturadas.

Los estudios indican que 6 de cada 10 adultos en EE.UU. Padecerán algún tipo de ECV en los próximos 30 años, lo que resalta la necesidad de estadísticas locales para abordar esta realidad.

Un estilo de vida saludable, que incluya una dieta balanceada y actividad física, es fundamental. La doctora Feliz destaca que “la educación sobre salud mental y hábitos saludables desde la infancia puede marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades cardiovasculares”.

Las intervenciones deben comenzar desde la infancia, con un enfoque educativo que incluya la prevención de ECV en el currículo escolar. Los padres, las escuelas y los sistemas de salud deben trabajar juntos para educar a los jóvenes sobre la importancia de una vida saludable, promover una dieta equilibrada y la actividad física, mientras se limita el tiempo en dispositivos electrónicos. Solo así se puede frenar el creciente aumento de los factores de riesgo cardiovascular en la juventud.

Advertencia
La vida sedentaria, el uso excesivo de dispositivos electrónicos y una dieta rica en grasas saturadas están creando una “tormenta perfecta” para el desarrollo de ECV.

Prevención
Para reducir el riesgo de ECV, es fundamental comenzar con la prevención primaria desde el hogar.