El rostro de la guerra: el asedio de Mariúpol llevado a escena

  • El rostro de la guerra: el asedio de Mariúpol llevado a escena

El rostro de la guerra: el asedio de Mariúpol llevado a escena

La función toca la fibra de muchos espectadores ucranianos, y cuando cae el telón en un teatro local en Vinnytsia

Publicado por: Redacción | Publicado hace: 7 horas 

Una compañía de teatro ucraniana ha llevado a escena las angustiosas experiencias que vivieron sus integrantes durante el asedio de la ciudad portuaria de Mariúpol, al sureste del país, cercada por tres meses hasta ser tomada por los rusos el pasado mayo.

«La idea principal de nuestra función es hablar de nuestra pena, del dolor que llevamos dentro y de aquello por lo que pasamos,» explica a Efe Oleksiy Hnatyuk, director de «El rostro de la guerra».

Hnatyuk es uno de los fundadores de Teatro Concepción, una compañía que representaba obras en Mariúpol antes de que comenzara la invasión rusa de Ucrania el pasado 24 de febrero.

Huyó de la ciudad a orillas del mar Negro a finales de marzo y, tras llegar a Kiev, comenzó a contactar con actores con los que había trabajado en su ciudad natal y que habían logrado abandonar el que un día fuera uno de los centros industriales de Ucrania.

Juntos crearon un espectáculo fresco y crudo, basado en sus experiencias y recuerdos del tiempo que pasaron bajo los incesantes bombardeos rusos, que ahora representan en una gira doméstica, aunque tienen la esperanza de poder un día mostrar a un público internacional lo que vivieron durante la invasión.

La función toca la fibra de muchos espectadores ucranianos, y cuando cae el telón en un teatro local en Vinnytsia (centro) el público prorrumpe en aplausos y muchos rompen a llorar.

Para los actores, también es un momento emotivo.

«Pensé que cuanto más representásemos la obra, más fácil sería desde un punto de vista emocional,» dice Dmytro Gritsenko, un actor y presentador de televisión que huyó de Mariúpol a mediados de marzo. «Pero no es así».

«La historia que representamos no es ficticia. Por desgracia, no es un guión ni una representación que uno puede olvidar cuando baja el telón. Es lo que nosotros y cientos de miles de personas de Maríupol y muchos ucranianos están viviendo en este momento,» añade.

Recordando el asedio, explica que encontrar agua y alimentos era el principal reto para la supervivencia de la población. «Bebimos nieve, agua de lluvia, agua de calefactores, de calderas, de charcos,» cuenta a Efe.

Al huir de Mariúpol, tuvo que traspasar numerosos checkpoints rusos, en particular en el extrarradio de la ciudad, donde fue detenido y registrado una vez cada 100 metros.

Evgeny Sosnovskiy, un fotógrafo y actor aficionado, vivía cerca de la planta de Azovstal que se hizo famosa cuando un grupo de soldados ucranianos y de civiles se atrincheró en la acería a principios de marzo y resistió contra las tropas rusas durante 82 días.

Sosnovskiy, que permaneció en Mariúpol hasta finales de abril, sobrevivió el impacto de un proyectil que golpeó el hogar de su suegra.

«La mitad de la casa quedó destruida. Me quedé enterrado bajo los restos del techo, bajo los escombros, todo cayó encima de mí. Dejé de oír, todo estaba oscuro y la verdad pensé que era el final,» explica el actor, que había sido expulsado de su casa por combatientes chechenos y más tarde la encontró quemada hasta los cimientos.

Durante el tiempo que pasó escondido en un refugio antiaéreo con varios familiares, su cuñado resultó herido y más tarde murió. «Le enterramos en un jardín, al lado de una casa,» rememora.

Mariúpol, una ciudad de importancia estratégica, se convirtió en uno de los núcleos urbanos más bombardeados y dañados durante la invasión rusa, hasta su ocupación total el pasado 20 de mayo.

Según un informe de Naciones Unidas, el 90 % de los edificios residenciales han sufrido daños o han sido destruidos y, de la población de 450.000 personas anterior a la guerra, se estima que unas 350.000 han huido.

La ONU afirma que por lo menos 1.300 civiles perdieron la vida durante el asedio, entre ellos 70 niños, aunque la cifra real es probablemente mucho más alta y según el Gobierno de Ucrania asciende a varias decenas de miles de personas.