Adicción a los videojuegos provoca alarma entre los especialistas de RD

Pedro Luis tiene 16 años y es tratado en un centro de rehabilitación por su “adicción” a los videojuegos. Ha presentado una conducta violenta por lo que su familia decidió, para tratar su condición, retirar por completo el internet del hogar.

El médico que lleva su caso, que pidió reserva de su nombre para proteger al adolescente, explicó que Pedro Luis entró en crisis, destrozó artículos en su casa y hasta se cortó con un florero que rompió con sus manos.

Los padres desesperados por la situación de Pedro Luis (nombre ficticio) acudieron en busca de ayuda psiquiátrica, ya que entendieron que se había salido de control.

Aunque hay quienes justifican el uso de videojuegos porque consideran que “no le hacen mal a nadie”, especialistas consultados explicaron que el uso excesivo de estas prácticas lúdicas podría deteriorar la salud mental de los niños, adolescentes y adultos.

A centros de rehabilitación y desintoxicación que operan en República Dominicana, como el Cainna CSP y en la Clínica Clarium By Fénix, llegan entre dos a tres menores de edad con problemas de adicción a los videojuegos.

Aproximadamente 12 niños son atendidos al mes con trastornos, solo en esos lugares, sin embargo, el país no cuenta con registros estadísticos sobre estos casos.

Marielle Payano, madre de un niño de 13 años, dice estar atormentada debido a que su hijo ha dejado de socializar con sus amigos, y olvidó algunos quehaceres debido a que su tiempo y únicos deseos están entregados al juego Free Fire.

Payano manifestó que a su hijo poco le importa durar hasta 48 horas frente a un computador, sin comer ni dormir. La situación provocó que acudiera donde un especialista, que le recomendó no quitarle el juego radicalmente debido a que su apego a los videojuegos es tan fuerte que podría intentar suicidarse.

“Si él tiene que pasar un día entero sin comer y sin dormir por simplemente estar jugando, pues él lo hace. Él no piensa en más nada, en hacer tarea, en alguna actividad física, en nada, si yo no vivo encima de este niño de que salga, que hable con sus amigos, no lo hace”, explicó Payano tras referirse al comportamiento de su hijo.

La madre contó que en varias ocasiones cuando ha intentado aminorar el uso de videojuegos, el niño se comporta ansioso, desesperado y agresivo.

Para la señora Payano es difícil tratar la situación al entender que su hijo está en “una obsesión terrible” y que a veces no permite que cargue su aparato electrónico por no dejar el juego a un lado.

El psiquiatra Héctor Guerrero Heredia dice que su opinión es “controversial” debido a que no considera que el uso de videojuegos sea una adicción. Para el especialista se trata de hábitos y que el menor va encaminado hacia las costumbres que el adulto indique. 

“Se decía eso mismo de los niños cuando veían siete horas de televisión hace 40 años, se decía lo mismo de los niños cuando lo que oían era radio; o sea, que siempre se habla de las adicciones del momento”, explicó Guerrero.

El facultativo sostuvo que no solo los niños se están aislando con las computadoras y videojuegos, sino también los adultos viven encerrados en el uso de las tecnologías. Guerrero Heredia indicó que el criterio de adicción aplicado a los juegos, dentro de su criterio diagnóstico, “no existe”.

Un niño de ochos años ha tenido diversos problemas en la escuela por los videojuegos en horas de clases. Ante esta situación su madre su madre, María Pérez, buscó ayuda, primero, con el departamento de psicología del centro de estudio, y luego con un psiquiatra. 

El psiquiatra Víctor Figueroa entiende que el trastorno por videojuego se ha ido extendiendo a nivel mundial afectado principalmente a niños y jóvenes, pero que de este accionar no escapan los adultos. 

Figueroa afirma que cuando más interactivo es el juego o la aplicación, más probabilidades hay de que las personas se enganchen.

El galeno estimó que, en “un gran número” de casos, el juego es uno de los signos de un trastorno mental como la ansiedad social y generalizada y la depresión. “Es por esto la importancia de la supervisión de los tutores ya que, si se identifica a tiempo, esta problemática pudiera ser tratada con éxito”, aseguró Figueroa.