¿Existe la adicción a la cafeína?

La cafeína se considera una droga, puesto que actúa modificando el estado del sistema nervioso, en concreto aumentó la activación del organismo. Ahora bien ¿Significa eso que al consumir esta sustancia podemos volvernos adictos?


Si se toma con moderación, esta sustancia puede tener efectos positivos en el sujeto; el más destacado es el aumento de la concentración y capacidad de alerta.


Sin embargo, el problema ocurre cuando la cafeína es consumida en exceso, pudiendo comportar intoxicación y síndrome de abstinencia, e incluso derivar en trastornos mentales como alteración del estado de ánimo o de la conducta alimentaria, psicosis o ansiedad.


Según un estudio, la intoxicación por cafeína es producida tras consumir recientemente cafeína (una cantidad superior a 250 mg), aunque esta puede variar según las características del sujeto y la frecuencia con la que tome cafeína.


Otro trastorno que podemos diagnosticar es la abstinencia por cafeína, esta puede aparecer al dejar de consumir cafeína o reducir la dosis tras un consumo prolongado de la sustancia.


Los síntomas típicos del síndrome de abstinencia son contrarios a los síntomas producidos por la sustancia.


Así, se deben cumplir tres o más síntomas para poder diagnosticar la abstinencia a la cafeína, como: fatiga y somnolencia, disminución del estado de ánimo o dificultad para concentrarse, entre otros.


Por este motivo, diremos que la cafeína se puede clasificar como droga de abuso, pero el riesgo de que la vida del sujeto se vea afectada por una adicción, es decir, que su consumo repercuta en sus obligaciones o responsabilidades, es bajo.

Señales que indican que puedes mostrar adicción a la cafeína

  1. Dolor de cabeza
    Un síntoma característico del síndrome de abstinencia es el dolor de cabeza. Al entrar en el torrente sanguíneo, la caeína actúa contrayendo los vasos sanguíneos. Por esta razón cuando dejamos de consumir cafeína, al volverse a ensanchar los vasos, podemos notar sensación de tensión y punzadas en la cabeza, vinculándose con migrañas y cefaleas. Este malestar puede ser variable, en cuanto a duración e intensidad, pero se calcula que transcurridos unos 2 o 9 días este remite.
  1. Aumento de la sensación de fatiga

  2. Como mencionamos antes, la influencia de la cafeína activa el sistema nervioso, hecho que hace que los sujetos que la consumen se sientan más activos. El efecto de la cafeína como antagonista de la adenosina, relacionada con la sensación de cansancio, hace que tras dejar de consumirla, el cuerpo tenga problemas para acostumbrarse al nuevo estado y nos notemos más cansados y con mayor fatiga. El organismo tardará unos días en volverse a regular y actuar con normalidad sin la necesidad de cafeína.
  3. Disminución de la concentración
    La disminución de la cafeína y, por tanto, la mayor acción de la adenosina que genera en el sujeto mayor sensación de fatiga, puede derivar en problemas en la concentración, mayor dificultad para mantenerse alerta y poder centrar la atención.
  4. Cambio del estado de ánimo

  5. Como ya hemos visto, la cafeína es estimulante del sistema nervioso, comportando así una mayor sensación de energía y vitalidad en el individuo que puede relacionarse con un estado de ánimo más eufórico. Al dejar de consumir cafeína, la menor activación nerviosa con la consecuente sensación de fatiga pueden propiciar un estado de ánimo con tendencia más depresiva, más apagado y con mayor irritabilidad al ver los cambios que se han producido en él.
  6. Mayor nerviosismo

  7. Aunque dejar el consumo de cafeína suele comportar mayor sensación de cansancio y fatiga, podemos observar también un comportamiento más ansioso, puesto que el sujeto sentirá la necesidad de consumir. La persona querrá tomar cafeína para tratar de disminuir los síntomas de abstinencia.