¿Qué es el ajo negro y por qué es tan sano?

El origen del ajo negro se han dicho muchas cosas. Una versión muy extendida es que se descubrió casi por accidente, cuando un investigador japonés, mientras buscaba la manera de hacer más digestivo el ajo, dio con el secreto.


El ajo negro posee la ventaja, además, de que no deja mal aliento, no repite ni provoca molestias digestivas.


El ajo negro es especialmente rico en compuestos fenólicos como la S-alilcisteína o la S-alil-mercaptocisteína, de acción antioxidante. Aporta, además, vitamina C y otras sustancias también antioxidantes de alto valor como los flavonoides. Todo esto le confiere múltiples propiedades.

Su riqueza antioxidante lo convierte en un buen estimulante inmunitario.


Al igual que el ajo de siempre, es un gran antibiótico natural, útil para prevenir y combatir resfriados y otras infecciones.


Ayuda a mantener buenos niveles de presión sanguínea.


Facilita la función hepática, eliminando restos de lípidos y colesterol dañino, lo que además lo convierte en un buen recurso ante la astenia primaveral.


Al facilitar la circulación mejora también los dolores de cabeza por insuficiente riego sanguíneo.


Se considera un buen energetizante natural.


Puede ser un gran aliado frente al reúma, la gota, la artritis y procesos que cursan con dolor muscular.
Estimula el tránsito intestinal.


Al ser antiparasitario, ayuda a controlar la candidiasis intestinal y los parásitos en los niños.