Banco Central comparte análisis política económica, deuda pública y mercados financieros en tiempos de pandemia

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Santo Domingo, RD.- Con el objetivo de mantener debidamente informados a los agentes privados y a la opinión pública en general sobre temas relevantes de políticas públicas y sus efectos en distintas variables, el Banco Central de la República Dominicana presenta un análisis sobre las medidas económicas adoptadas durante la crisis sanitaria y su impacto en la liquidez, las tasas de interés, las cuentas fiscales y el endeudamiento público, tanto a nivel global como local.

El documento presenta además un ejercicio de descomposición que permite identificar el rol de distintos factores en el crecimiento de la deuda pública dominicana el pasado año.

Los resultados preliminares de este ejercicio muestran que los factores que más  contribuyeron al incremento de la deuda dominicana fueron: (1) el aumento del déficit primario por menores recaudaciones, ante el confinamiento y la paralización de múltiples actividades económicas como consecuencia de la pandemia, y un mayor gasto social para proteger a la población de la crisis sanitaria, lo que provocó un incremento en el financiamiento y por tanto, en la deuda; (2) la contracción del producto interno bruto (PIB) producto de las medidas de aislamiento social para moderar la propagación del coronavirus; y (3) la variación en el tipo de cambio causada por los efectos del COVID-19 en los sectores generadores de divisas como turismo y exportaciones.

Cabe destacar que más allá del impacto del comportamiento fiscal y de los efectos contables de las variaciones del tipo de cambio, la caída del producto interno bruto real (PIB) tuvo efectos considerables en el aumento de la deuda pública. Para ilustrar este punto, la deuda pública consolidada cerró el año 2020 en unos US$53 mil millones. Si el PIB nominal en dólares simplemente hubiese mantenido su nivel de 2019, unos US$89 mil millones, en vez de caer a unos US$79 mil millones como se estima en 2020, la deuda pública consolidada, se hubiese situado en torno a 59.5% del PIB, unos 10 puntos porcentuales menos que la cifra registrada el pasado año de 69.2% del PIB.

En la medida que la economía recupere los niveles de actividad previo a la crisis, se reactiven los sectores generadores de divisas contribuyendo a la estabilidad cambiaria y el gobierno comience a generar superávits primarios, la relación deuda/PIB se reduciría gradualmente mejorando su sostenibilidad.

Política económica en tiempos de pandemia

Las decisiones de los países de restringir actividades económicas no esenciales y adoptar
medidas de confinamiento de la población para enfrentar la rápida propagación del coronavirus, han afectado el desempeño de las economías a escala global. Ante este escenario recesivo, los bancos centrales redujeron significativamente sus tasas de referencia, a la vez que desarrollaron estrategias de provisión de liquidez orientadas a promover créditos y refinanciamientos a tasas más bajas y plazos más largos.

Los gobiernos, por su parte, incrementaron el gasto social destinando recursos a los sectores más afectados por la pandemia y protegiendo a aquellas personas en riesgo en el mercado laboral. Este tipo de política ha sido estimulado por distintos organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) para moderar el impacto recesivo de la crisis sanitaria. Es preciso señalar que, aunque las medidas han sido efectivas en suavizar los efectos de la pandemia y proteger a las poblaciones de los países, su aplicación ha tenido efectos en la liquidez, los resultados fiscales y la deuda, entre otras variables de importancia.

Como resultado de las políticas monetarias expansivas implementadas desde el inicio de la
pandemia, la liquidez global ha alcanzado niveles pocas veces vistos antes de la crisis de
salud. Incluso, en algunas economías desarrolladas, las tasas de política monetaria se han
situado en terreno negativo contribuyendo significativamente al aumento de la liquidez
internacional, lo que ha creado las condiciones para que las economías emergentes accedan a financiamiento barato para cubrir los déficits públicos que se han generado como resultado de la pandemia.

En cuanto a la política fiscal, existe consenso a nivel internacional de que la postura expansiva adoptada por los países ha sido necesaria para moderar el impacto social de la crisis sanitaria.

No obstante, dicha política ha tenido como efecto colateral un aumento en los déficits fiscales, generando presiones al alza en la deuda de los países. Específicamente, el déficit fiscal mundial aumentó desde un promedio de 3.8% del PIB en 2019 a 11.8% del PIB en 2020, lo que contribuyó a incrementar el promedio de la deuda pública de la economía mundial de 83.5% a 97.6% del PIB durante el mismo periodo, unos 14.0 puntos porcentuales del PIB.

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